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LA BALADA DE PEDRO DE ANDRÉS EN RONIN

(por Joseba Paulorena)

Este sábado tuvimos nuestro segundo encuentro en la Librería Ronin de Vitoria. Pedro de Andrés fue el invitado y la Balada de Brazodemar, la obra. Era nuestra tercera presentación juntos y los nervios estaban controlados, aparentemente por su parte, y yo estaba preocupado pues mi intención era crear algo nuevo. Cada presentación de un libro es diferente, debe serlo. Podemos ir a piñón fijo con un guión, con cuatro preguntas ya pactadas y cuyas respuestas son de sobra conocidas… y aburridas. El entorno, el público, incluso el propio estado de ánimo son factores que hay que equilibrar y usar para dirigir el acto y hacer de él algo ameno y divertido.

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La primera vez que visitamos Vitoria para contactar con librerías y abrir la distribución a esta capital verde, nos pusieron sobre aviso del tipo de librería que era Ronin.

—¿Ya sabéis dónde os vais a meter? —nos advirtieron.

Es interesante ver cómo un concepto queda arraigado en la mente de las personas, de cómo nos hacemos una idea sobre algo que desconocemos y pasamos décadas convencidos en nuestra ignorancia. Creía que el rol había dejado de ser tabú, que ya no se veía como un juego peligroso en el que los psicópatas planeaban sus locuras, sino un juego social y una herramienta muy útil para la imaginación. Es evidente que estaba equivocado. Por suerte, hay librerías como Ronin y gente fiel a sus gustos… aunque nos miren raro.

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La presentación de la Balada de Brazodemar fue distendida, el público ya nos conocía y se sentía libre para participar y preguntar. Hablamos de literatura, de generación de personajes y la división de la trama en cortos capítulos que se comportaban como escenarios individuales.

Preguntas, respuestas y aplausos. Alguna firma e invitaciones a coger un par de minimagdalenas de un cumpleañero.

—Ya he terminado Tiempo de duendes. Me ha gustado, pero estaba ansiosa por que aparecieran los duendes.

—Es un libro de terror psicológico. La ambientación es muy importante, poco a poco te genera sensación de claustrofobia.

—Ahora estoy con el de Arkham —sonrisa boba por mi parte.

Nos sentimos bien acogidos, como en nuestra casa.

Gracias, Rubén. Y gracias a todos por acompañarnos una vez más.

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