OJS

LOS OJOS DE LAS GAVIOTAS-reseña

por David Calleja

El Cuento de Dione …………………………………………………………………………….. Tiempo de Duendes

A comienzos de los noventa mi padre alquiló una cinta de VHS en el videoclub del barrio. Nos sentamos frente al televisor sin tener una idea demasiado clara de lo que íbamos a descubrir.  “El octavo pasajero” de Ridley Scott entró en nuestras vidas como un torrente. Más de diez años después de su estreno, nos sorprendió y aterrorizó a partes iguales.

“Los ojos de las gaviotas” no es Alien ni pretende serlo. En sus páginas solo hay barcos, pescadores y monstruos completamente humanos. Y también pinceladas de eso que llamamos sobrenatural. Sin embargo, mientras leía esta novela de Lorena Gil Rey, pensaba continuamente en el polizón de la Nostromo. Simplemente porque me he acercado a ella de la misma manera, sin tener ideas preconcebidas, y porque el efecto ha resultado igual de satisfactorio. Abordar una obra estando libre de expectativas sigue siendo una apuesta segura.

La historia se desarrolla en Vissey, un pueblo ficticio al norte de Inglaterra. Un pescador muere ahogado por un descuido que nadie espera de alguien con su experiencia. Atrás deja una familia desolada, habladurías y un misterio que resolver. Puede que el argumento no sea el más original, pero el modo de plantearlo y desarrollarlo tiene varios puntos fuertes.

El primero, la ambientación. Las casas sofocantes, los borrachos que beben para soportar la dureza de sus trabajos, los recuerdos, la lluvia incesante y el frío, las gaviotas que escapan de las tormentas. Son muchas las piezas que la escritora encaja para impregnar el escenario de una tristeza incómoda pero necesaria, pegajosa como el salitre del mar.

El segundo, los personajes, creíbles y bien definidos a pesar de la corta extensión de la novela. Tenemos, entre otros, un chaval que llora la muerte de su padre, una esposa y un hermano que callan secretos, una vieja cotilla y otra loca, marineros fracasados… Hay riqueza y variedad. Al contrario de lo que sucede en otros libros, en este es fácil identificar a los personajes y difícil confundirlos.

Por último, sería deshonesto ocultar que “Los ojos de las gaviotas” ha tenido en mí un efecto catártico. Vale, no hace falta que levantes la ceja. A lo mejor lees el mismo texto que yo y te parece tan divertido que empiezas a desternillarte, pero a mí me hizo llorar como un bebé según me iba acercando a sus páginas finales. Es lo bueno que tiene el arte. A veces pulsa la tecla adecuada o te pilla en un momento vulnerable. A veces te hace sentir vivo.

Aunque hay frases que se pueden pulir, está claro que Lorena Gil Rey sabe escribir más que correctamente. Pero sobre todo me resulta evidente que tiene la capacidad de transmitir sensaciones. La pena, el odio, la amistad y el amor son intensos en sus protagonistas.

“Los ojos de las gaviotas” incluye toques de fantasía sobrenatural para reflexionar sobre la vida y la muerte. Sin embargo, no la describiría como una novela de terror al uso porque lo único que asusta al leerla es el pozo estancado en que se convierte el corazón de algunos vivos.

Lo mejor de esta novela es, sin duda, que no cierra las puertas a la esperanza. A pesar del dolor y el horror que nos muestra, Lorena Gil Rey cree en el perdón, la redención, la posibilidad de cambio. Como humanos que somos, podemos hacer lo más noble y lo más atroz. Las gaviotas nos observan desde el cielo, recordándonos que nadie está libre de equivocarse en el camino.