Exorcismo

por Ricardo Manzanaro

Tras las palabras que gritó el exorcista, por fin el espectro surgió de las tripas de la niña endemoniada. El viscoso ser chilló, mientras sus babas producían auténticas cataratas.
El exorcista pronunció las ultimas frases del procedimiento. Entonces el diablo se quedó quieto en el suelo y dijo:
– Puf, menos mal. Gracias por sacarme – dijo mirando al cura -. No sabe lo mal que lo he pasado dentro de la niña
El exorcista dijo el típico «aquí estamos para servirle», tras lo cual el demonio se marchó tranquilamente