TRAS LA TORMENTA LLEGARÁ LA CALMA

Mercedes Vega

No quiero que me culpen por la larga espera. Yo sé que vuelven sanos y salvos a pesar de la negrura del cielo.

Pero ellas clavan su recia mirada en mí con furia. Apenas se las oye respirar pues aprendieron con el tiempo a dominar sus nervios. No hablan porque el silencio lo dice todo. Permanecen quietas, inertes, aunque en su interior el dolor, la angustia y el eterno enigma bullen sin horizonte. Como estatuas, forman parte del decorado del puerto, donde hace tiempo que la sonrisa se borró de sus rostros y el cuerpo se entumeció.

Y yo, que no puedo refrenarme, las miro con esperanza.

No comments yet.

Deja una respuesta