Inés Espinosa
No sabía cómo organizar una fiesta. A sus 43 años, jamás había acudido a ninguna. Pero puso todo su empeño e ilusión en ello. Necesitaba que por fin, su cumpleaños fuese especial, ahora que disponía de tiempo y dinero para hacerlo, ya qué sus egoístas padres adoptivos ya no estaban. Unos padres que la adoptaron siendo ya una preadolescente, única y exclusivamente para esclavizarla en sus cuidados en su incipiente ancianidad.
Llevó una triste vida, entre paredes vacías, sometida, y dónde solo era feliz en su pequeño cuarto, en el que contaba con un antiguo televisor como único lujo.
Pero ahora qué ya era libre, podría hacer lo que quisiese. Y lo primero para su gran fiesta eran las invitaciones. Mandó preciosas misivas hechas a mano a todos sus queridísimos amigos, ya que eran los únicos que hacían su vida un poco más amena.
Y llegó su gran día. Pero nadie acudió a su fiesta. Lloró amargamente durante horas hasta quedar rendida. Cuando se calmó, sé puso a ver la televisión y entonces lo vio claro.
– ¡¡Que tonta he sido!! Cómo iban a venir, si están trabajando. Bueno, pero estoy segura de que van a felicitarme en directo. Sé que todos me quieren mucho, llevo años delante de ellos sin faltar un sólo día, y ahora son… Mí única familia. Sólo tengo que esperar aquí sentada, sin moverme. Ninguno se olvidará de mí. Ellos no. Belén, Jorge, los kikos y todos los demás. Sólo tengo que esperar… Y esperaré.
La pobre mujer anda que no tenía más programas donde elegir, jajajajaja.
Increíble!
Es un pequeño canto a la soledad….
Podría haberse dedicado a ver los documentales de la 2 . Pero para el relato no sería lo mismo
Jajajaja jajajaja
Increíble como todo lo que haces
Qué quieres que te diga cariño que eres increíble y que sigues con tus sueños se te van a cumplir todos