Un final optimista

Pues no se está tan mal aquí, si no fuera por la humedad.

 Solo tengo que esperar a que todo acabe, con dignidad.

Aquí en este parque, bajo las estrellas, la sangre se me escapa por entre los dedos, es caliente, tiene algo de maternal, como si me acogiera mientras sale por mis heridas, el makinavaja ese no se ha andado con remilgos, un par de puñaladas para nada, nada tenía, nada se ha llevado y sin nada me he quedado, ni si quiera con mi vida.

 Claro que tampoco me ha servido nunca de mucho, solo para hacer tiempo hasta que llegase la muerte y ya ha llegado.

 Tampoco es una muerte tan mala, Julio Cesar también murió apuñalado, pero no hay comparación, a el lo dejaron como un colador y en cambio a mi con una cuchilladita les ha bastado, claro que él era más importante, ni punto de comparación, en cierto modo consuela saber que en algo me parezco a alguien célebre, si me hubiesen pegado un tiro podría decir que muero como John Lennon y si me hubiesen envenenado habría muerto como Napoleón, claro que pocos atracadores amenazan con un bote de arsénico en la mano.

 Esto de los atracos a mano armada se tendría que personalizar y los asesinatos ya no te digo, si nos tienen que matar que por lo menos nos den alguna opción, que nos dejen elegir, claro que más de uno pediría morir follando, yo el primero ¡que coño!.

 Tengo frío, que bonito está el cielo ahora, tan estrellado, me debe de quedar poca sangre porqué casi no me siento los pies de tan fríos que los tengo.

 Siempre he oído eso de que la sangre tiene algo de erótico, yo, la verdad no entiendo porqué lo dicen, claro que quizás no lo vea desde el contexto adecuado.

  Tengo sueño, podría dormir un poco antes de morir.

 Es curioso, no me duele la herida, me dolía al principio pero ahora, con este calorcillo que me ha dado la sangre al salir y todo eso…

 ¿Cómo debe ser el otro barrio? ¿Hay cielo e infierno?¿ o nos ponen a todos juntos? ¡Ala, allá os las compongáis! Debe de haber unas broncas de campeonato, gente que se encuentra con sus verdugos, víctimas rencorosas… vaya panorama, quizás no hay nada y eso en cierto modo es un consuelo, sabes que no te encontraras con el típico pesado que te cuenta su vida y como le mataron, realmente hay gente muy rara en todas partes y no creo que la transición de la vida a la muerte nos cambie mucho, seguro que los pelmazos siguen siendo pelmazos y los cabrones unos cabrones y los que no son ni pelmazos ni cabrones son unos pringados que lo han de aguantar todo.

  Desde luego eso de morirte puede ser peligroso, pero de momento estoy tranquilo, no parece que tenga que haber peligro alguno, voy a dormir un rato, se me cierran los ojos y estoy cansado, muy cansado.

  Mira una estrella fugaz, voy a pedir un deseo, me gustaría… .   

de Joaquim Parera