34. Extremaunción.

J. Paulorena

—Has venido, Clarice.

—Por supuesto, mamá. Nunca te he dejado sola.

A la anciana le caían lágrimas de alegría. Hacía años que no veía a su hija, y había regresado a casa en estos momentos para despedirse de ella, para cogerle de la mano mientras moría.

—Lo siento mucho, hija mía. No debí decir esas cosas tan feas de tu marido.

—No importa, mamá.

—Sí que importa. Lleva años pesándome en el alma. No le conocía, tenía miedo de que cometieras mis mismos errores y lo que conseguí es alejarte de mí.

—Lo entiendo, mamá. John también te perdona.

La anciana miró a un lado, hacia la pared vacía de una habitación abandonada.

—¿De verdad?

Un hombre que no estaba ahí salió de las sombras, se arrodilló junto a la cama y le besó la mano.

—Por supuesto, mamá.

La anciana miró con emoción a la que veía como su hija.

—Tu marido me ha llamado mamá.

—Porque tus pecados quedan juzgados, Gloria Stein. También ha venido Annie.

De las sombras salió caminando con recato una niña de unos seis años.

—Annie, ven a decir hola a tu abuela.

La anciana alargó las manos y la niña intangible corrió hasta ella para fundirse en un abrazo. Madre y marido se unieron al cariño de la abuela y la nieta.

—Gracias, queridos. Gracias por perdonarme.

—Te queremos, mamá.

—Y yo a… —la anciana expiró su último aliento.

Lisbeth besó la mano de Gloria, la depositó con delicadeza sobre su regazo y le retiró el cabello del rostro. Se acercó a la mesa y sacó el Necronomicón junto con los útiles de escritura. El alma de la anciana era una tenue brasa que relumbraba en la tristeza de la habitación, y su fantasma se sentó junto a Lisbeth.

La dama de negro tenía los ojos en blanco y escribía en las nuevas páginas del grimorio.

—Gloria Stein, te devuelvo tu nombre.

Gracias por comentar.

6 Responses to “34. Extremaunción.”

  1. Harkonen 4 de junio de 2020 at 22:51 Permalink

    Bueno, curioso final para la abuela….. que no caigo de quien…..

    • J. Paulorena 5 de junio de 2020 at 08:07 Permalink

      Es una persona anónima, una más

  2. Nimthor 4 de junio de 2020 at 23:24 Permalink

    El Ángel de la muerte

    • J. Paulorena 5 de junio de 2020 at 08:07 Permalink

      La Portavoz de la Ley de los nombres de los muertos

  3. Santi sardon 5 de junio de 2020 at 05:38 Permalink

    Lisbeth se ha convertido en la Guía de las almas muertas en el mundo real

    • J. Paulorena 5 de junio de 2020 at 08:09 Permalink

      En realidad lleva haciéndolo siempre, salvo que no la habíamos visto actuar. En el cap. 14, con los judíos de Nueva York, ella se mete a la habitación de un niño moribundo pero la puerta se cierra.

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