28. Baladas líricas.

J. Paulorena

Eleonor levantó la vista del libro, vio llegar a la Reina de Hielo. Apenas habían cruzado dos frases, cada una estaba aislada al otro lado del colegio, aunque la ayudante de biblioteca había escuchado los mil rumores sobre ella.

La única imagen que tenía segura sobre Lisbeth West era lo que decían Anne y Claude cuando limpiaban su despacho, que siempre estaba trabajando y que era muy amable, aunque de naturaleza distante. Algunas veces la habían visto levantar la cabeza del libro que estaba traduciendo, decir algo en un idioma desconocido y luego asentir como si nadie le hubiera respondido. No le pareció raro, Eleonor hablaba sola cuando leía un libro que la atrapaba.

Maggie también tenía una opinión favorable sobre la dama. Así la llamaba la cocinera y ese respeto clasista en el fondo le molestaba a Eleonor, pues también se consideraba una dama y a ella la tuteaban. Decía que siempre se comía todo lo del plato, incluso aquella vez que se le había pasado el estofado Lisbeth se lo devolvió limpio y le dio las gracias. Una dama con clase, terminó diciendo para requemor de Eleonor.

Y ahora que la tenía delante se dio cuenta que sólo era una dulce muchacha, algo tímida, y que quería ayudarla en lo que necesitara.

—Hola, Eleonor.

—Hola, señorita.

—Lisbeth, por favor.

—Gracias, Lisbeth.

La ayudante de biblioteca parpadeó al darse cuenta de su actitud servicial. Era verdad que aquella mujer tenía carisma, una personalidad capaz de influir en las personas aunque no lo pretendiera. Sin embargo, le causaba buenas sensaciones.

—Estoy trabajando con un texto algo complejo y he pensado que tal vez puedas ayudarme.

—Lo que necesites.

—El tema central de la traducción son las expediciones, y he pensado que revisando informes sobre las propias expediciones de la universidad tal vez pueda encontrar lo que busco.

—Pero, aquí nunca hemos hecho una expedición.

—¿No? —Lisbeth pareció sorprendida.

—La verdad es que en los últimos años las cosas no han ido bien para la universidad, económicamente hablando. Parece que vamos muy justos y que se está buscando financiación externa. Por lo que sé, hay conversaciones a nivel privado con Harvard, algo así como colaboración entre universidades.

Y tras contar todo lo que sabía, Eleonor se preguntó por qué se lo había dicho si era un tema de índole interno. Pero vio alicaída a la mujer y se sintió mal por no poder ayudarla.

—Lo siento.

—No importa, en realidad sí que me has ayudado. ¿Puedo preguntarte qué estás leyendo?

Eleonor levantó el libro para que ella pudiera leer la portada, y la doble autoría.

—Baladas líricas.

—Sí. Sé que está algo anticuado pero hay momentos en los que me siento melancólica y la poesía romántica congenia con mi estado de ánimo. ¿Conoces esta obra? 

Never sadder tale was told, to a man of woman born.

Sadder and wiser thou wedding-guest! Thou´lt rise tomorrow morn —Eleonor concluyó la estrofa. Que conociera al señor Coleridge era un punto muy grande a su favor—. Si quieres, un día podemos quedar después de las clases y hablar más sobre literatura.

—Estaría encantada.

Al verla marchar, la ayudante de biblioteca pensó que la tal Lisbeth no era como se la había imaginado. Le caía bien aquella mujer, podían llegar a ser amigas.

Gracias por comentar.

7 Responses to “28. Baladas líricas.”

  1. J. Paulorena 29 de mayo de 2020 at 18:23 Permalink

    «Nunca se contó cuento más triste a un hombre nacido de mujer:
    ¡Más triste y más sabio serás tú, invitado de la boda! Habrás de levantarte para ver el alba del mañana.»

  2. Harkonen 29 de mayo de 2020 at 18:46 Permalink

    Dios las cría y ellas sólitas se juntan………..

  3. Santi sardon 29 de mayo de 2020 at 21:38 Permalink

    Buen relato. Le da cuerpo a la historia

    • J. Paulorena 29 de mayo de 2020 at 21:40 Permalink

      Sí, desarrollando la nueva etapa en la vida de la Portavoz

  4. Nimthor 30 de mayo de 2020 at 20:48 Permalink

    Cambio de paradigma. No hay amenaza?
    Por otra parte, la veremos embarcada en una expedición? Seria interesante

    • J. Paulorena 30 de mayo de 2020 at 22:41 Permalink

      Siempre hay amenazas, pero es otra época de su vida. Es adulta, madre y está buscando algo. Y la expedición… hay una llamada Arkham pero, ¿quién es esa gente? ¿Qué pretenden?

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