Soy un tío con principios

Quien lo iba a decir, el coronavirus dejaba secuelas. Si, secuelas. Se descubrió 2 años después tras un arduo debate científico que el COVID-19 afectaba a una región parietal del cerebro encargada de la toma de decisiones y de la empatía.

Es decir, lo que diferencia de una persona no afectada de una post-COVID19 (Poscovi para poder identificarles) Es que la persona Poscovi pierde la capacidad de empatía social y que su toma de decisiones obedece a un, digamos… Un narcisismo psicópata o lo que es lo mismo “Un hijodeputa  egocéntrico y malo.”

En la época pre-COVID19 estos personajes dañados y sin escrúpulos estaban en todos los estamentos de la sociedad, pero por ser una minoría tendrían que adaptarse y cubrirse con una patina buenista para no destacar y evitar el mal de “tierra quemada”.

La tierra quemada es lo que sucede cuando un malnacido de estos se dedica a putear a calzón abierto. Llega un momento en que sus técnicas, tendencias y estrategias dejan de ser validas o rentables ya que su entorno le ha calado y a aprendido a contrarrestarle. Solo le queda entonces marcharse a paramos más verdes para quemar.

Lunes 28 de abril 2022. Voy a trabajar a la papelera como todas las mañanas. Me levanto a las 6.30am dispuesto a meditar treinta minutos. Es un método recomendable para no vivir con miedo y que los que (creo) que no somos Poscovis podamos intentar sobrellevar este mundo tan salvaje.

Me he vuelto huraño, desconfiado, introvertido. Atrás quedaron las ganas de hacer amigos o de compartir vivencias con semejantes. De disfrutar una caña o de contar temas delicados a nadie. Hay que vivir… supongo que como un político. Midiendo constantemente lo que dices y valorando el comportamiento de tus adversarios. Porque, ahora, todos son adversarios.

Es injusto, pero si recordamos…  El COVID-19 había formas de pasarlo. Algunos, creo recordar, como un sencillo resfriado, otros sin síntomas, algunos tenían síntomas, pero eran por otra dolencia…. El caso es que, para identificar a un Poscovi, habría que realizar unas pruebas muy costosas, amén de que los resultados no estaban garantizados.

Esto en termino de resultados y dos años después es que nadie sabía, siquiera uno mismo, si era Poscovi o no. Yo creo que no, yo soy un buen tío, con principios. Me repito a menudo.

Llego a la fábrica, el olor ya ha anestesiado mi ganchuda nariz. Trabajo de administrativo por 200.00€ más al mes tras descubrir que uno de los que ocupaban el puesto era Poscovi. Había entrado en el ordenador de un compañero, robado unas fotos sexys de su mujer y estaba repartiéndolas de manera aleatoria y a cuenta gotas. El moobing de la víctima era terrible y esa acabo con una depresión y baja de 6 meses y sumando.

Me costó encontrar el mensaje raíz, y denunciarlo a mis superiores. Comportamientos como ese no se deberían tolerar. Pero en la época post-COVID19 eran cada vez más frecuentes. Yo por principios lo denuncié

Salgo del curro un día más, total para repetirme:- Soy-un-tío-con-principios, Soy-un-tío-con-principios, Soy-un-tío-con-principios…. Parezco un tarado. Mi abuela que en paz descanse solía darme la murga con el tema del karma.

Según su hilarante teoría, cuando alguien era malo, en ved de joderle vivo hay que ser bueno y esperar a que la vida le enseñe en forma de enseñanza Kármica. Si no es en esta vida, en la siguiente. (Cuanta paciencia y que pereza.)

Pago a un psicólogo para que hable conmigo, me oriente y me tranquilice. Pero da igual. A fin de cuentas, no sé si él es un Poscovi. De serlo podría usar la información de la consulta en mi contra o que se yo. Da igual, pago para hablar un rato y ya está.

Entro en mi despacho y enciendo mi ordenador. Introduzco una clave digital que introduzco desde un programa verificador de mi móvil. Encriptación militar de 64bits. Nadie puede entrar en mi ordenador, siquiera un jodido forense informático de la policía, siquiera el FBI (O eso dicen). El caso es que no es fácil y por descontado, imposible para todos estos parias que me rodean.

Vigilo cada movimiento que hago. Que no tenga fallas ni que no dé pie a ser señalado o acusado de negligencia. Así todo el día. Un desgaste terrible. A veces pienso que debería contagiarme de COVID19 para no pensar tanto, para no sufrir.

El ambiente de la oficina huele a papelera, las plantas son mustias y eso que se me dan bien. Circulan noticias de la oposición política de que están intoxicando el aire y falsificando las mediciones legales. Poscovi en la política, no se libra nadie.

No da el sol hasta acabada la tarde, por lo tanto, mi ambiente es lúgubre y anodino. Mi trabajo es una mierda, pero desde el COVID19 y el crack económico consiguiente soy un privilegiado.

Soy un privilegiado y un tío con principios. Tuve que partirle la cara al cabrón que robó las fotos sexys en el móvil de mi compañero. Le di una manita de ostias donde las taquillas que no hay cámaras y le di golpes de los que no dejan marca. Cuello y estómago. Fue una merecida y sistemática paliza.

Luego cogí esas fotos y mediante una suplantación de identidad que tenía preparada. Su puta clave era 123456 (jajajaja) las reenvié a una cuenta clonada suya y de ahí a gente del pueblo.

No aguantaba más a ese Poscovi de mierda, había que quitárselo de encima. Soy un tío de principios y, la verdad es que me costó hacerlo.

En realidad, no me costó demasiado hacerlo porque mis principios dictaban que tenía que quitar a ese petulante y estúpido Poscovi. Yo soy un tío cojonudo que no le importa hacer lo que haga falta para quitar de en medio a la calaña.

Yo soy el puto ángel Karmico que se presentó en los vestuarios para darle un repasito al colega.

Yo soy un tipo con principios y os vais a enterar.

de Carmen Díaz