Por J. Paulorena.

EL CIEGO DE OLABE es una obra ambientada en la zona de Urdaibai, en la villa de Mendata y a pocos kilómetros de Gernika, y fue en la biblioteca de Mendata donde hicimos la primera presentación del libro.

Quedamos allí con Pedro Zarrabeitia una hora antes con el fin de pasear por la zona y conocer los lugares en los que se desarrolla la obra. Nos llevó hasta un caserío en el que se remontan sus líneas familiares, y el baserritarra que cuidaba de la huerta nos acogió de buen grado cuando Pedro se presentó. Después, nos hizo una visita guiada por el interior del caserío e intercambiamos txakoli y literatura en un agradable rato de conversación sobre historias y orígenes de los apellidos vascos.

Luego subimos a la casa torre, donde nació Oier, que en idioma vasco quiere decir “luz interior”. Allí, siendo aún un bebé de pocos meses, dos cuervos le arrancarían los ojos para dar nacimiento a esta leyenda vasca.

Pero eso fue en otro tiempo y otro lugar.

El martes, en la Casa de Cultura de Leioa, queríamos hacer una presentación diferente y Pedro tenía la idea de proyectar dibujos y fotografías que relataran una ordenada y fiel descripción de su novela.

Llegamos justos de tiempo a la biblioteca y pudimos comprobar que la tecnología estaba robando minutos a nuestro evento. La disculpa sirvió para iniciar la presentación que con tanto cuidado había preparado nuestro polifacético autor, que nos mostró en imágenes los valles y bosques vascos de una rica atmósfera que queda patente en “El ciego de Olabe”.

Y nos dejamos llevar.

Las imágenes retrataban las diversas zonas en las que transcurre la obra, desde fotografías de los bosques de Urdaibai hasta el desierto de Anatolia, incluyendo el Camino de Santiago.

 También dibujos de los personajes principales, de los animales que cobran voz en esta leyenda, de la magia mística que insinúa las tres grandes religiones y de cómo convivían cristianos, judíos y musulmanes en la época medieval del s. XIV.

Y acompañando las descripciones de Pedro, la lectura de algunos fragmentos del libro nos permitía apreciar el tono con el que está escrito y evocar la época de “EL CIEGO DE OLABE”, una historia para disfrutar con los cinco sentidos.

Os invitamos a experimentar su lectura.