El hombre que hay tras Chihuahua

por J. Paulorena

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Aunque nacido en Holanda y de sangre gallega, la imagen que me llevo de Miguel Mosquera Paans es la de un irreductible galo. Es de baja estatura y ademán mesurado, rostro apacible y fino pelo rubio acompañado de un pulcro bigote. Su sonrisa es incisiva y domina una actitud tranquila y controlada, sabedor de que tiene en sus manos la poción mágica que le hace invencible: una lengua afilada que guarda secretos inconfesables.

Nos envuelve con su mano firme dándonos la bienvenida a su pueblo de infancia, O Carballiño, donde cursó estudios en una época en la que se cantaba el “Cara al sol” con estrofas no reglamentarias y risas infantiles siempre bajo el peligro de ser cortadas con una buena bofetada. Pero no se amilana ante la mala memoria y en varias ocasiones manifiesta que el cerebro humano entierra el dolor y son los buenos momentos los que recuerda.

Nos hemos desplazado por esta nación de pueblos en un viaje relámpago pero bien calculado… con tiempo. Tras charlar con Sonia, la amable bibliotecaria, y sentados tomando un café, por fin frente a frente y con un ratito por delante, consumimos al máximo este momento hasta que la editora interrumpe alarmada porque ya es la hora. Apresuramos nuestro paso y regresamos al lugar de la presentación para llegar… justos.

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La gente aguarda en la biblioteca, le digo a Miguel que le esperan igual que a la novia pero no le gusta el símil: tiene dos hijas en la interesante edad de la adolescencia. Nos presenta a las susodichas y descubrimos a una familia de artistas, pero en el caso de ellas es la música y herencia de la madre, soprano de profesión y la mujer que ha instruido a Miguel en cómo proyectar la voz, y seguro que en muchas otras habilidades relacionadas con el dominio escénico.

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La presentación se realiza en el anfiteatro de la biblioteca pública de O Carbañillo. Las butacas están ocupadas por personas con nombre y apellidos y para todos tiene un abrazo, unas palabras, un gesto de reconocimiento. Miguel es bien recibido en su pueblo natal, es el chico raro pero al que todo el mundo escucha cuando habla, porque si dice algo puedes estar seguro de dos cosas: que su palabra será aguda y mordaz y, lo más importante, que se habrá instruido en su opinión antes de exponerla.

La presentación resulta ser una agradable reunión, divertida y a veces terriblemente franca. Esos momentos son fascinantes, no tanto porque nos estén dando para el pelo, sino porque necesitan expresarse en su idioma materno para dar plenitud a aquello que quieren expresar.

Firmas de libros, fotos, presentaciones, recuerdos embargados en nostalgia…

—Miguel, hace veinte años que no te veía pero me leí tu último libro.

En la intimidad, confidencias de la infancia:

—De niños jugábamos al escondite en el cementerio.

O bien:

—Es un escultor muy reputado, aquí en Galicia y también en tu tierra…

Todos son personas importantes, ya sea porque han formado parte de su vida, por haberse labrado un camino gracias al esfuerzo de sus manos o bien, como dice Miguel: porque en definitiva son lectores que nos han cedido su tiempo y merecen todo nuestro respeto. Y esta es una regla que un escritor nunca debería olvidar.Jpeg

Al día siguiente, ya descansados y bien desayunados, quedamos con Miguel con intención de ultimar detalles.

Visitamos librerías pero terminamos reuniéndonos en elcercano.com, una cafetería que es toda una sorpresa. Este lugar está regentado por otra persona extraordinaria, Moncho, un hombre convencido de la importancia que tiene el arte y la cultura, tan cierto como la necesidad de que el artista sea libre de influencias para gestar sus obras con la máxima integridad. Está comprometido y reniega de las subvenciones como mecanismo de compra de voluntades, y deja bien claro que apoyar a los artistas es algo muy diferente a eso.

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Llegadas las dos, Miguel deja el café y se permite una cerveza. Esta es la última conversación antes de la despedida y hablamos con franqueza de expectativas y sueños, pero también de las acciones que cada uno debemos acometer para llegar a alcanzar esos sueños.

Miguel ha publicado más libros de los que nosotros hemos editado hasta la fecha, y nos ofrece los puntos de vista que aporta su experiencia. A cambio, le transmitimos nuestros valores y estrechamos las manos, estamos de acuerdo y juntos en este viaje que tanto nos apasiona.

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Siempre resulta interesante conocer al autor de una novela, y más aún si se trata del autor de la que considero la obra más polémica que hemos publicado hasta la fecha. Por eso decido escribir estas palabras centradas en Miguel Mosquera Paans, no en el reputado escritor con más de veinte obras publicadas en su haber y con más de una docena de premios nacionales e internacionales, eso lo podéis encontrar en cualquier buscador. Tampoco he querido hablar de la maldición que hay tras «¡Chihuahua!«, de cómo la publicación de este libro nos ha supuesto todo un desafío en cada una de las fases de su elaboración. Ni he mencionado la trama de asesinatos sujetos a la estupidez humana, ni la prosa estructurada en barrocas connotaciones en las que hay que prestar atención a sus múltiples lecturas, o bien tener que cerrar la mente a las brutales imágenes que el autor nos describe a bocajarro…

Prefiero transmitiros la imagen que me llevo del hombre que hay tras «¡Chihuahua!»