Diálogos con la literatura

El martes 14 de enero se celebró en el salón principal de la Biblioteca Bidebarrieta, en Bilbao, el debate “El futuro de la literatura en el País Vasco”. Los ponentes fueron Ramiro Pinilla y Ramón Saizarbitoria, ganadores de los  Premios Literarios Euskadi 2013 y, como moderadora del debate, la escritora Txani Rodríguez.

¿Está en peligro la literatura en el País Vasco? ¿Qué alternativas editoriales tiene un escritor? ¿Qué futuro nos espera?

Durante una hora debatieron estas preguntas y aportaron su punto de vista como escritores reconocidos.

Hemos recogido sus opiniones y os las ofrecemos aquí para que saquéis vuestras propias conclusiones.

Ramón Saizarbitoria:

Siempre habrá necesidad o deseo de escribir y de leer, y esto es garantía de que la literatura no está en peligro. Otra cosa es la industria de la literatura, que es la que está en crisis. Para que un libro sea rentable, las grandes editoriales necesitan vender cientos de miles de ejemplares, en todos los idiomas posibles, en todos los países.

Desde el punto de vista de una editorial, la vida de los libros es corta. Están las novedades, los best seller, pero los libros en el almacén estorban, porque cuestan dinero. El libro se ha convertido en algo sumamente perecedero.

La verdad es que nunca se ha escrito tanto. Ser escritor se ha convertido en algo deseable por esa imagen romántica del escritor viajero, conocedor de mundos. La realidad es que un escritor es una persona más bien sedentaria.

A un escritor se le exige constancia. Además, que su obra sea una trilogía, no vale un libro suelto y luego desaparecer 10 años. Lo ideal es que los escritores escriban sobre lo que les apetece y que los lectores lean lo que les apetece.

A una editorial modesta llegan cada día docenas de libros. Para los editores resulta muy caro leer. Se quejan de que ahora es más difícil acertar con un libro. Y muchas veces el éxito de un título se crea, con el marketing, las promociones. En una ocasión, hubo un problema con la imprenta de un conocido título y se publicó la noticia de que era el más vendido sin haber salido aún a la venta.

La cultura como tal conlleva un aprendizaje. El leer está sobrevalorado, no vale leer cualquier cosa. Una apuesta segura son los clásicos, pero no hay que despreciar la literatura de grandes ventas. En realidad, no hay buena o mala literatura, ni vale sólo “lo pedante”. Antes se podía diferenciar claramente entre literatura culta (obras selectas) y subliteratura (novelas populares). Ahora no existe tal diferenciación porque la literatura de entretenimiento ha adquirido mucha calidad.

Hay escritores que han sido más importantes en mi vida que la mayoría de las personas de mi entorno.

Reconozco que hay grandes cuentistas. Personalmente, prefiero la novela al cuento porque cuando escribo, me entrego para largo. Y como lector también me gusta que dure y me da pena que termine. Citando a James Joyce: “Si yo tardé 8 años en escribirla, que el lector tarde al menos 3 en leerla”. Lo importante no es publicar, la aventura de contar es lo verdaderamente importante.

En cuanto a la autoedición, la realidad es que el lector sospecha de un autor por el que nadie ha apostado.

Creo que el libro electrónico se impondrá, pero no hará desparecer el libro en papel. Es como cuando aparecieron los ordenadores y algunos afirmaban: “Yo seguiré usando siempre la pluma”. Es algo que pasará, y perjudicará sobre todo a los autores que venden mucho, aunque no por la piratería porque la gente que piratea es gente que, en realidad, no habría comprado el libro.

Las editoriales muy grandes se comen a las grandes, pero también surgen pequeñas editoriales. El futuro está en esas pequeñas editoriales que ofrecen el libro electrónico a bajo precio, donde el autor obtiene prácticamente los mismos derechos que con el libro tradicional. Además, advierten que el escritor vive de los derechos de autor.

Ramiro Pinilla

El fin del escritor no debe ser publicar. Si la mentalidad es esta, la literatura no estará en peligro porque siempre habrá quien escriba.

La edición es un negocio, pero la literatura no lo es.

Recomendación para escritores noveles: no pretendáis vivir de la literatura. Buscad un trabajo paralelo. Esto garantizará que vuestra literatura sea libre. El verdadero escritor tiene vocación, continúa escribiendo a pesar de todo. Si luego vendemos, mejor. A nadie le amarga un dulce.

Hay un caos consumista que hace que se editen pocos ejemplares, pero de muchos títulos, esperando el pelotazo. La media de ventas de un título son 1500 ejemplares, salvo excepciones.

La crisis nada tiene que ver con el proceso creativo. Para escribir hace falta muy poco: vocación, un papel, un lápiz y una vela. En los malos momentos, pensamos que los libros podrían arreglar las cosas, pero los que dirigen el mundo parece que no leen. En las grandes salas de reuniones puede haber libros, dibujados seguramente. Ningún libro va a mejorar la naturaleza del hombre, lo importante es que existan los libros y personas con deseos de acercarse a ellos.

El futuro literario no es el cuento porque este no es apetecido por los editores, los cuentos se venden mal. Un cuento es más puro que una novela y se tarda menos en escribir, y en leer, pero un libro de cuentos se tarda lo mismo. A pesar de todo, no se leen más cuentos, se leen best sellers.

La autoedición es una opción con la que se satisface el deseo de publicar. Y el libro electrónico es uno de los accidentes que le pueden ocurrir al libro. Es otro modo de vivir la literatura.

Son malos tiempos para el lenguaje, las redes sociales son un delirio del intercambio de información. Es un desprecio para la escritura. No me asusto de los nuevos lenguajes, ahora bien, yo no los voy a practicar.