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Concurso de Relatos

El pasado martes 23 de mayo nos reunimos en el concurso mensual de relatos recitados.

Este día se celebró una hora antes porque Juan Manuel Sánchez-Villoldo, autor de Las Guerras del Código y profesor de doblaje entre otras muchas de sus carreras, se ofreció a darnos una pequeña master class del arte de escribir para recitar. Parece ser que su ofrecimiento y nuestra pronta respuesta le han valido tener que pagar unas copas a unos colegas, pero no podíamos rechazar su propuesta. Así que nos reunimos para escucharle atentamente sobre cómo debe preparase un escrito cuando ha de ser recitado.

Nos explicó muchas cosas interesantes, como que la puntuación del texto (puntos, comas y etc) es diferente. La entonación en una descripción debe alternar para no aburrir al oyente. El texto a la altura de los ojos para que no se nos caiga la baba. Aspirar la primera palabra para que nuestros pulmones se llenen de aire. Y un montón de detalles que sirvieron para hacernos una idea de que trabajar con la voz no significa hablar.

Igual que ser escritor no significa escribir. Quiero decir que son la herramienta de nuestra profesión, pero como un maestro artesano hay que saber utilizarla y dominar su propio lenguaje.

Se nos hizo corto, pero había que dar paso al turno de los relatos y salimos a la palestra, a leer nuestros cuentos y asumir que hay que prepararse los textos cuando los vamos a leer en voz alta.

El ganador de relatos fue Flores marchitas, de Isabel Hidalgo, y el finalista El último giro del cilindro, de Pedro de Andrés. El ganador de micros fue Pronostico favorable, de Lydia Cotallo, y el finalista Mis vacaciones, de Asier Beasoain.

Y no quiero cerrar estas letras sin mencionar que tuvimos al participante más joven, que con nueve años nos mostró sin ningún artificio un día en la vida de un perro. Enhorabuena, Asier.